Dermoabrasión mecánica
La dermoabrasión mecánica es un procedimiento mediante el cual realizamos un pulido controlado de las capas superficiales de la piel.
Habitualmente lo utilizamos para el tratamiento de secuelas cicatrizales posteriores a acné, accidentes o cirugías.
También como complemento en un lifting facial, para disminuir arrugas o líneas faciales, especialmente las que se producen alrededor de la boca.
No todos los pacientes son buenos candidatos para una dermoabrasión.
Se deben evaluar cuidadosamente las lesiones que motivan la consulta, tipo y color de piel, inquietudes del paciente y limitaciones de la técnica.
No se debe realizar durante la etapa de acné activo, pues los riesgos de infecciones aumentan significativamente. La misma precaución se debe tomar para pacientes con pieles quemadas, con tratamientos radiantes o peelings químicos previos.
Normalmente se requiere anestesia local, eventualmente complementada con sedación suave.
Se trata de un procedimiento relativamente rápido (15 a 45 minutos).
No es infrecuente repetirlo, cuando las lesiones son muy profundas.
Luego de la dermoabrasión la piel enrojece, se edematiza y destila un fluido seroso. En los días subsiguientes pueden formarse algunas costras que caen en pocos días.
Aplicamos un ungüento para su tratamiento y los medicamentos antiinflamatorios controlan las molestias de los primeros días.
La nueva piel se verá más rosada, brillante y será más sensible por varias semanas.
Se deberán evitar los rayos solares por varios meses, pues pueden ocurrir cambios en la coloración de la piel.
Otros cuidados se les informan a los pacientes, dependiendo de la magnitud del procedimiento.